Redacción Ciencia (EFE) – Un equipo internacional de científicos ha descubierto un insólito exoplaneta del tamaño de Júpiter que orbita una estrella de baja masa llamada TOI-4860, situada en la constelación de Corvus, un hallazgo que sirve para ahondar en la comprensión de la formación planetaria.
El gigante gaseoso recién identificado, llamado TOI-4860 b, es un planeta inusual por dos razones: no se espera que estrellas de tan baja masa alberguen planetas parecidos a Júpiter y el exoplaneta parece estar particularmente enriquecido en elementos pesados.
El estudio, dirigido por astrónomos de la Universidad de Birmingham, se publica en la revista Monthly Notices of the Royal Astronomical Society.
En la confirmación del planeta, que se identificó inicialmente mediante el satélite de la NASA Transiting Exoplanet Survey Satellite (TESS), estuvieron implicados varios observatorios: el Observatorio Sur SPECULOOS, situado en el desierto de Atacama (Chile), y el telescopio Subaru de Hawai.
El seguimiento de esta estrella y la confirmación de su planeta fue iniciativa de un grupo de estudiantes de doctorado del proyecto SPECULOOS, informa la universidad británica en un comunicado.
George Dransfield, uno de esos estudiantes de doctorado, que acaba de presentar su tesis en Birmingham, explica que según el modelo canónico de formación de planetas, cuanta menos masa tiene una estrella, menos masivo es el disco de material que la rodea.
“Dado que los planetas se forman a partir de ese disco, se esperaba que los planetas de gran masa, como Júpiter, no se formaran. Sin embargo, sentíamos curiosidad al respecto y queríamos comprobar los candidatos a planetas para ver si era posible”, asegura.
Según el investigador, “TOI-4860 es nuestra primera confirmación y también la estrella de menor masa que alberga un planeta de masa tan elevada”.
Amaury Triaud, catedrático de Exoplanetología de la Universidad de Birmingham, que dirigió el estudio, señala que planetas como TOI-4860 b son vitales para profundizar en la comprensión de la formación planetaria.
Una pista, explica, de lo que podría haber ocurrido se esconde en las propiedades planetarias, que parecen particularmente enriquecidas en elementos pesados.
“También hemos detectado algo similar en la estrella anfitriona, por lo que es probable que una abundancia de elementos pesados catalizara el proceso de formación planetaria”, añade.
El nuevo gigante gaseoso tarda unos 1,52 días en completar una órbita completa alrededor de su estrella anfitriona, y dado que su anfitrión es una estrella fría de baja masa, el planeta en sí puede denominarse un “júpiter caliente”.